UNA PAREJA DE NEORRURALES

HISTORIA VANGUARDISTA DEL MUNICIPIO DE NEMOCÓN

El Neorruralismo desde los años 1960, al abrigo de sueños y proyectos de vida, no ha desconocido momentos de fluctuación, desaliento, incertidumbre, de inciertos horizontes. Inicuos tiempos, que opacan la promesa y por momentos pareciera arrojar a la sinrazón para ganarse el futuro. Esa filiación envuelta en miles de ilusiones, pero frustrada por la crisis vertiginosa y el déficit financiero que se unen para hacer por momentos invivible ese sueño que conduce a una aventura rural, engalanada de paisajes y promesas ecoturísticas, por momentos perdidas en el abismo de la impotencia. En el vacío de los valores, reconocido en la oposición y egoísmo de los habituales pobladores de la región. Alterques destacados en el presente y futuro de quienes se aventuren a desafiar el porvenir, tocados por el amor a los animales y la naturaleza. Carlos Alberto Jamocó y Sandra Patricia Páez, profesionales de variada formación cultural, con Ph.D. Enfocados a diferentes temas que enriquecen su aptitud investigativa y práctica. Abandonando una próspera vida ejecutiva en la Capital, hacen parte desde hace ya diez años de esta generación neorrural, que se aventuran a buscarse la vida fuera de Bogotá, su ciudad natal, donde unidos en matrimonio desde hace 20 años soportan sus empresas y proyectos en el amor que se profesan. Y apuntaron estos emprendedores a una vida alternativa con la ecocultura como único objetivo, en aras de consolidar su proyecto de una finca ecoturística.
Y en este ámbito haré hincapié en una anécdota que hoy se ha convertido en su medio de vida: Sandra Patricia, consciente del panorama actual, pero acostumbrada a consentimientos y cuidados en salones de belleza, sitios de esparcimiento como las boleras y la practicar de su preferido basquetbol. Los veía alejar en las frías montañas Nemoconenses. Aun así, se dio a la tarea de realizar por un año un curso sobre “árboles frutales y huertas caseras”, a su final fue compensada con siete gallinas ponedoras, las que bien podríamos llamar, las gallinas de los huevos de oro. El porvenir en esta provincia era ninguno, la premura económica se había hecho presente, así que parecieron estos prodigiosos huevos conectarlos a tiempos ancestrales cuando el trueque era la figura principal en la economía; fue así como hicieron intercambios de huevos por carne, verduras, y toda clase de alimentos. Tal vez la misma madre naturaleza premiando el amor y cuidado con que el señor Jamocó cuidara las gallinas desde el principio, se presentó la oportunidad de vender algunos de los exquisitos huevos a familiares y amigos, recibiendo incluso el patrocinio de Francisco Jamocó, hermano mayor de Carlos, quien les proporcionó cincuenta gallinas, a las que hicieron una morada envidiable y establecieron rutinas de cuidado y anuencia que las convirtieron en una real nueva generación. Por esos días María Claudia Suárez, una visitante familiar les dijo: “Ese no es un gallinero, es todo un chalet”. Desde entonces funciona “El Chalet de la Gallina Feliz”, reuniendo hoy 550 ejemplares que disfrutan de cuidados en todo aspecto, convirtiéndose en una nueva propuesta, ya conocida incluso internacional.
CÓMO SE PRODUCE UN HUEVO DE GALLINA FELIZ
Un huevo de gallina feliz es el producto de un espacio libre de estrés, temor, angustia y desnutrición. Con cuidados veterinarios, buen descanso y protección. Gozando de libertad de expresar su conducta fisiológica y social. Poco discutible se torna hoy en concordancia con naturalistas del mundo, las emociones y sensaciones que influyen de manera importante en los animales. La tristeza, la ira, el asco y el afecto no son sensaciones exclusivas del ser humano; desde hace más de 140 años Darwin devela el misterio de las emociones en los animales; confirmado hoy por el Dr. Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio de las emociones y su expresión. En los últimos 20 años tanto las neurociencias como las Ciencias Sociales han descubierto el papel fundamental de las emociones en el bienestar, tanto de humanos como de animales.
UNA NUEVA GENERACIÓN AVANZADA
Está compuesta por gallinas que se pasean por el campo a plena libertad, respiran aire puro, descansan cuando quieren, codeándose con sus amigas viven a sus anchas. Su alimento es ciento por ciento orgánico: maíz, granos, pasto, zanahoria, lechuga, espinaca y una buena cuota de animalitos que picotean de la tierra obteniendo proteínas.
El Chalet de la gallina feliz y así todos los proyectos de esta pareja de neorrurales tienen como objetivo brindar a los animales una mejor calidad de vida con todos los pilares de su sistema, produciendo huevos incomparables, rendidores y exquisitos. Importante su aporte energético producto de un estar feliz mediante cuidados y afecto por parte de sus tutores.
Esta nueva progenie es motivo de visitas incluso del exterior como es el caso de personas de República Dominicana. La Asociación Dominicana de Avicultura (ADA) es autosuficiente en producción avícola. El presidente de la entidad, Bolívar Cartagena, confirma que la industria avícola dominicana produce en promedio 15.5 millones de unidades de pollos al mes, y sobre los cinco millones de huevos al día, genera 15,000 empleos directos en zonas rurales, y mueve al año US$730 millones, para constituir el subsector que más aporta al Producto Interno Bruto (PIB) local, dentro de la pecuaria. Miguel Lajara y Wilfredo Cabrera, directivos de La Asociación de Avicultura (ADA), subrayan que son una industria sumamente dinámica, que, a pesar de importar su materia prima, produce de una forma eficiente.
“El Chalet de la gallina Feliz” también ha recibido la visita del Dr. Luis Gabriel Quintero Pinto, catedrático de la Universidad Nacional de Colombia, autoridad en zootecnia y toda clase de proyectos en relación con la agrología, la Dra. Blanca Stella Pardo Gamboa de la Gobernación de Cundinamarca. Del mismo modo les han visitado micro empresarios regionales.
Los señores Carlos Jamocó y Sandra Patricia Páez han realizado varios trabajos en coordinación y apoyo de empresas entre otras El Acueducto, y la CAR de quienes han recibido no solo conocimientos sino implementaciones, teniendo hoy 80 árboles frutales en buen proceso. Y es que la familia Jamocó Páez, son investigadores incansables, hoy siguen mirando hacia su objetivo primero, de una finca ecoturística la cual se encuentra en la zona demarcada sobre lo que es reserva forestal del municipio de Nemocón, siéndoles favorable la actividad ecoturística aceptada por la ley de páramos. La formación cultural y capacidad creativa les conduce hoy por nuevos caminos; la Capricultura ecológica, idónea para salir a flote en estos terrenos semidesérticos de tierras paramunas y mágicas que albergan eucaliptos y acacias, en medio de la “Condalia thomasiana. Gurrumay” Planta emblema del municipio. Esta pareja de neorrurales hace parte de un buen número de familias que han comprado tierras en el sector, con una consciencia ecológica y responsabilidad social que llena de promesas de progreso la región. Y allí con apoyos sencillos como la Internet, que les permite profundizar sobre temas que aprecian en los diferentes cursos que no dejan pasar, como la oportunidad de convertirse en expertos con su ilustración y voluntad, no solo en eventos empresariales particularmente en brigadas de emergencia, horticultura y avicultura sino en Capricultura. Vital para estos contornos mágicos, ahora que hay una conciencia amplia en cuanto a la prevención y buenas prácticas alimentarias.
La Capricultura utiliza los terrenos donde el ganado vacuno y de ovejas no es rentable. Fue en 1945 en que se transformó en ganadería intensiva. Tiene su origen en la cuenca mediterránea. Delicia del paladar francés. Se convierte en excelente alternativa para los países en desarrollo.
La leche de cabra, bebida natural cuyo consumo ha aumentado en los últimos años en nuestro país.
Esta dinámica empresa sigue los pasos de lo práctico y políticamente correcto, como es costumbre de Carlos y Sandra. Líderes con los pies en la tierra y la cabeza en el cielo. Lúcidos, atildados y con poder de convocatoria. Hoy con educación en sistemas alternativos agroecológicos, conscientes de las felicidades a precio de muchos desvelos, y la constancia en los proyectos que abren caminos en estas épocas batidas por las procelosas aguas de la crisis a todo nivel.
Con propuestas ecológicas que asumen ambiente sano y terapia por doquier con auto sostenibilidad como emblema de la causa. Técnicas que no degradan el ecosistema rural, identificando elementos de manejo racional de recursos, que además del bienestar nutricional elevan la producción, valorando los bienes que poseen los pequeños productores de la zona.
Son ya diez años actuando en este bello paraje Nemoconense pleno de futuro para personas del carácter de Carlos y Sandra Patricia, desde allí, recrean conciencia ecológica y la estimulación a la soberanía auto alimentaria y heterogeneidad del medio a través de formas de acción social, hoy autoridad en materia de diversidad agroecológica que otros citadinos habrán de seguir su rastro, dejando las grandes urbes, aventurándose a viajar a umbrales alejados de su mundo, pero plenos de vivencias y salud natural mediante el manejo eficiente de recursos locales y autóctonos. De lo mejor que ofrece la naturaleza brava y abrupta de la vereda de Mogua en Nemocón Cundinamarca.

CANTO DE LA GALLINA FELIZ
En este verde universo corro por los campos,
sin límites ni rumbo alguno
mis patas acarician la hierba
el aire mese mis plumas.
Regreso a mi Chalet,
dispuesta a crear lo mejor de mí,
para luego alumbrar tu plato
¡con un huevo feliz!

Olga Lucía Ríos A. OlgaLú
Olga.lucia.rios.a@gmail.com; Twitter: https://twitter.com/Olgaluciarios7;
Linkedin: https://co.linkedin.com/in/olga-lucia-ríos-a-2475a4127; Página web: http://www.olgalu.co

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